Tengo la gran fortuna de vivir en una zona privilegiada de Nairobi; frente a mi casa, hay un descampado donde se forma una charca, permanente desde que llegué en 2015, que no ha dejado de llover más de dos semanas seguidas.
En un márgen de esa charca, mis caseros han instalado un poste grande para que se posen las aves. En ese poste he visto muchas aves, muchos días. Casi todos los días, en algún momento, se posa algún miembro de una pareja de pigargo vocinglero (Haliaeetus vocifer) que anida en las inmediaciones. Se calcula que hay unos 300.000 individuos en todo África, siendo el lago Naivasha en Kenia, una de las zonas con mayor densidad de anidación. Está presente en las banderas de Zambia y Zimbabue, además de ser el ave nacional de este último país. Casi todos los días, uno de los dos pigargos pesca alguno de los numerosos pez-gato que medran en la charca. Un día, conseguí inmortalizar el momento en que el pigargo sacaba uno del barrizal en que se habían convertido los márgenes de la charca. Por cierto, en inglés y en latín, a esta ave se le conoce literalmente como "águila pescadora", que no es lo que en España conocemos por "águila pescadora" (Pandion haliaetus); no es un águila propiamente dicha, sino un pigargo. Lo de vocinglero... es para oírla. |
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agosto 2019
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